Por qué criar en igualdad y sin juguetes sexistas

Se acercan las fiestas navideñas y los escaparates, la televisión y la publicidad en general nos muestran una realidad evidente: todo lo que se considera de niños es azul, lo que se considera de niñas rosa. Detrás de esos colores se esconde, además, una realidad más dura, hay materiales destinados a niñas (generalmente relacionados al cuidado de los demás como las cocinas, planchas, juegos de peluquería, enfermería, etc.) y otros destinados a ellos, los niños, relacionados más con juegos de lucha, fuerza, investigación, etc.

Ofrecer solamente juguetes a un niño o a una niña reconocidos “clásicamente” como juguetes acordes a su género limita el propio desarrollo de esos niños y sus capacidades, porque los encasillan en determinados roles. Y es que el juego en los niños no es simple diversión, con él aprenden sobre el mundo, las relaciones, el entorno… influye en la formación de la personalidad, en la formación de vínculos… A sí que a través de los juguetes que ofrecemos también estamos transmitiendo valores.

Creo que muchas madres y padres tenemos claro que estas divisiones tanto de colores como de juguetes responden a estereotipos de género. Intentamos ofrecerles materiales y ropa de todos los colores, ofrecer modelos igualitarios a nuestros hijos… pero a veces, aún y así, ellos responden a esos estereotipos (las niñas nos piden cosas rosas y de princesas y los niños juegos de lucha, por ejemplo). Esto nos hace dudar y nos preguntamos… ¿qué más hacer para criar en igualdad? ¿Será que hacemos algo mal?

A mí personalmente sí es un tema que me genera muchas dudas y del que reconozco que me queda mucho por aprender. Por eso he querido invitar hoy a este espacio a mi amiga Gemma Guillamón, experta en maternidad feminista, sexismo y crianza consciente y que ofrece charlas y talleres en esta materia desde 2012. Además, seguro que muchos la conoceréis también por ser la mamá que está detrás de Porteo Natural.

Hola Gemma, bienvenida a este espacio y gracias por estar aquí. Para situarnos un poco y entender la importancia de este tema, me gustaría saber, en primer lugar, por qué es importante una crianza no sexista o libre de los estereotipos de género.

Porque mantener esa división de géneros es limitar el mundo de nuestros hijos a la mitad. Las niñas no pueden llegar a todo aquello reservado para niños, como el color azul (¡con lo bonito qué es!), a los juegos de lógica, coches, lucha, etc. y los niños están vetados al color rosa, la cocina, el cuidado de muñecas… No queremos darles a nuestros hijos sillas de 3 patas, sino que queremos que conozcan toda la realidad, ¿verdad? Si perpetuamos los estereotipos de género estamos invisibilizando una parte de esa realidad.

Creo que hoy en día las madres y padres queremos hacerlo bien. Nos esforzamos por hacerlo mejor que nuestros padres, igual que ellos se esforzaron por hacerlo mejor que los suyos. Así el mundo va avanzando poco a poco. En este avance se ha puesto de moda la palabra “crianza consciente”, ¿Pero qué implica este tipo de crianza? No se trata sólo de respetar los ritmos biológicos de los niños, de colechar o de adaptar los espacios para que sean autónomos. Se trata de tomar conciencia de cómo funciona el mundo, cómo nos movemos en él, cómo ocupamos el espacio… porque siendo consciente de las desigualdades entre géneros podemos construir un mundo más igualitario, respetuoso y amoroso.

Y para contextualizar un poco más… ¿Realmente los niños y las niñas nacen con intereses y actitudes distintas? ¿O es cultural?

Biológicamente somos distintos y nuestros cerebros también. Pero me atrevería a decir que el 90% de las diferencias y comportamientos que observamos son culturales y sólo un 10% responden a temas biológicos.

Desde que nace un bebé la sociedad se dirige de forma distinta a él en función de si es un niño o una niña. A los varones se les pone más en pie, se les dice lo “fortotes” que están, lo “campeones” que son… mientras que a las niñas se les insiste más en su belleza, sus facciones dulces y se las mantiene más en posiciones recostadas.

Todos estos comportamientos que se dan desde el nacimiento (o incluso antes hoy en día, desde que sabemos el sexo del bebé) también modulan el cerebro, así que es difícil determinar hasta qué punto algunos intereses son innatos o condicionados. Pero lo más probable es que la mayor parte sea una adquisición cultural.

collageFotografías del proyecto The Pink and Blue Project, del fotógrafo JeongMee Yoon.

He observado con mi propio hijo que cuando los niños son pequeños juegan estupendamente entre ellos, no hay distinciones ni intereses contrapuestos. A medida que va creciendo… veo como las niñas juegan más a princesas y los niños a luchas. Incluso en entornos concienciados con el tema y en el que se intentan evitar los juicios de valor y la perpetuación de roles. La cultura está ahí y los niños absorben por todos lados. Como norma general… ven que las cajeras y peluqueras son mujeres, que los fontaneros, transportistas o mecánicos son hombres… y a la que se identifican con un género tiran mucho hacia allí.

¿Qué podemos hacer desde casa para minimizar esto?

Lo primero que hay que hacer es trabajar en un@ mism@, como madre o padre.

Las madres y padres somos un ejemplo que siguen nuestros hijos, por eso es primordial que el cambio empiece en nosotros mismos. Hemos de entender que son los roles de género y darnos cuenta de los privilegios o perjuicios que tenemos sólo por el hecho de tener un sexo u otro. ¿Cómo se organizan las tareas en casa? ¿Nos remueve este tema? ¿Por qué?

Hay que entender y reflexionar sobre todo esto porque los niños nos imitan. Absorben constantemente la información que les rodea sin ningún tipo de filtro y la integran en su persona.

¿Y cómo podemos iniciar una crianza más igualitaria?

Cómo te decía, el cambio empieza en nosotros y exige un trabajo personal, que es largo porque hemos nacido y crecido en esta cultura. No es sencillo deshacerse de todo el bagaje cultural que ya llevamos. Pero sí hay pequeñas acciones muy sencillas por las que podemos empezar, como por ejemplo:

– Ofrecer un gran abanico de juguetes (hablamos de esto más adelante)

– Que haya pluralidad de opciones con la ropa de nuestros hijos, ya sea en cuanto al tipo de prenda, los colores, etc.

– No encasillar a nuestros hijos en colores. Todo lo de niños = azul / Todo lo de niñas = rosa. Por eso siempre digo que mi estilo de crianza es rainbow, usamos todos los colores, sin perjuicios.

– Cuidar el vocabulario que utilizamos, en especial con las etiquetas. Por ejemplo, si tenemos una hija y un hijo no hemos de usar “guapa” para la niña y “fuerte” para el niño. Y en caso de que usemos estas etiquetamos hemos de asegurarnos que las decimos a ambos hijos (géneros) por igual.

– También están surgiendo películas que introducen cambios en los clásicos roles de género y en los mensajes de la industria cinematográfica, como “Frozen”, “Brave”… Son una buena opción para ampliar la perspectiva de nuestros hijos. Aunque creo que es importante acompañar siempre el visionado de estas películas, para poderla comentar juntos, porque aunque para nosotros el mensaje sea claro no sabemos cómo lo reciben nuestros hijos. Por eso hay que poner nuestra voz a la película, para que llegue el mensaje de forma adecuada.

Estos son unos pequeños cambios que podemos introducir de forma sencilla en el día a día. Leer sobre el tema, cuestionarse los repartos de tareas, etc. también son importantes.

Genial. Ahora ya hemos hecho gran parte de este trabajo que propones. Nos hemos cuestionado, hemos establecido los valores que queremos transmitir, intentamos ofrecer una educación no sexista… y nuestras hijas quieren ir todo el día de rosa y de princesas y nuestros hijos sólo piensan en fútbol y coches. ¿Es que hemos hecho algo mal? ¿Hay que insistir en evitar esas preferencias culturales o les apoyamos?

Hay que apoyar a nuestros hijos SIEMPRE y hay que dejarles SER.

Muchas veces creemos que la crianza se trata de educar y obtener resultados inmediatos y no es así. La crianza consiste en plantar semillas y darán sus frutos en la edad adulta.

Como madres y padres ofrecemos el entorno que creemos mejor: educar en la empatía, en la igualdad, en el respeto a la naturaleza… habrá familias que seguirán ritmos estrictos, otras que no, familias vegetarianas y otras que no, etc. Y ese trabajo que hacemos es lo que le entregamos a nuestros hijos.

El mero hecho de que nos escuchen, de que vean nuestra forma de hacer las cosas, ya les abre una brecha en este mundo, aunque el cambio sea poco a poco y aunque el esfuerzo en la crianza y en la transmisión de valores se vea en la edad adulta. Como padres, siempre hay que respetar a nuestros hijos.

Se acerca la campaña navideña y la publicidad de los juguetes es agresiva e incide mucho en la división de juguetes por razón de género. Es posible que nuestros hijos nos pidan sólo juguetes que correspondan con esa división. ¿Hemos de regalarles sólo lo que piden u ofrecer juguetes de todo tipo?

Como p/madres hemos de ofrecer el ambiente más variado posible a nuestros hijos. Es ideal que en casa al menos haya un juguete de cada tipo.

En las charlas y talleres a veces me dicen que en casa no hay espacio para tener juguetes de toda clase. Yo siempre aconsejo que se puede preparar un ambiente de forma adecuada en poco espacio. Podemos colocar una estantería en el comedor, en el que los materiales estén visibles, y procurar que éstos sean variados y estimulantes.

Por ejemplo, que haya un coche, una muñeca, un juego de construcción, otro de lógica (como un puzzle), una mini-cocinita, un kit de herramientas… Los niños cambian, sus intereses también. Si hay todo tipo de materiales a su alcance éstos se adaptarán al niño, y no al revés.

estantería

Hay que darse cuenta que regalar un sólo tipo de juguetes ya es castrador. Por eso recomiendo proporcionar variedad y cada niño, en función de sus vivencias, les dará un uso u otro.

¿Qué consejos darías para elegir juguetes?

– Hay que olvidarse de los colores en los juguetes porque no hay colores de niños o de niñas.

– Elegir juguetes que reflejen la diversidad de cada persona. No todos somos iguales.

– Procurar que los juguetes sean variados y no limitarnos a los juguetes clásicos de cada género, hay que olvidarse de las etiquetas juguetes de “niña” o de “niño”.

– Comprender que el juego en la infancia no es un entretenimiento sino un medio de aprendizaje. Por eso hay que elegir con cuidado para no seguir fomentando las desigualdades.

– Evitar que los niños vean excesiva publicidad y catálogos de juguetes marcadamente sexistas.

Gracias por compartir con nosotr@s toda esta información tan útil, estoy segura que ayudará a más de una familia. ¿Te gustaría decir algo más para terminar?

Sí, me gustaría remarcar que, aunque el concepto de “maternidad feminista” puede asustar, porque muchos le han querido dar un significado negativo al “feminismo”, lo cierto es que éste sólo persigue la igualdad entre ambos sexos. Y para mí es una parte más de la crianza consciente o respetuosa. Se trata de visibilizar como está el mundo, cómo están las relaciones de género, para poder dar las herramientas necesarias a nuestros hijos para defenderse en un mundo que es así y para que sean conscientes de los perjuicios o privilegios que pueden tener por pertenecer a uno u otro género. Sólo así conseguiremos un mundo más igualitario.

¡Gracias de nuevo Gemma!

Espero que esta entrevista os haya resultado tan útil e interesante como a mí y que sirva para reflexionar sobre la importancia de ofrecer una educación igualitaria, ya sea a través de nuestro ejemplo, de los valores que transmitamos y de los juguetes que ofrezcamos, para que nuestros hijos puedan ser libres de ser quienes son (sin la presión de los estereotipos de género) y para que sean personas independientes y felices en su propia piel.

Un abrazo,

Clara

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5 comentarios en “Por qué criar en igualdad y sin juguetes sexistas”

  1. Estupendo artículo y fantásticas las aportaciones de Gemma, es díficil luchar contra los factores externos pero nadie dijo que educar era fácil jejeje!!! Y merece la pena el esfuerzo, sin duda alguna. Poco a poco podemos construir una sociedad más igualitaria y menos sexista, estoy convencida de ello.

    1. Gracias Club Peques Lectores!!! Sí, es muy complicado luchar contra todos esos inputs externos y con nuestro propio bagaje, que está ahí. Pero como dices, poco a poco se va mejorando y creo que muchas madres y padres nos esforzamos en criar en igualdad. Esperemos que nuestros pequeños reciban ese esfuerzo y esa mirada más amplia para ser grandes promotores del cambio. Un abrazo, Clara.

  2. Es tremendamente difícil llevar la contraria al mundo en este tema. Tenemos en casa al “enemigo”, por ejemplo, los abuelos y ya ni te digo la tele… En mi caso, incluso el padre tiene gran dificultad en reconocer los regalos/actitudes sexistas. Con mucho amor, con mucha comunicación en toda la familia poco a poco veo progresos pero… Si que es difícil…

    1. Sí, claro, es difícil, pero cualquier pequeño avance ya vale la pena, ¿verdad? Y el primer paso es ser conscientes de que hay ese sexismo… para poder cambiar pequeñas cosas. Con tiempo, cada uno a su ritmo y con amor, como bien dices, llegan los progresos!! Un abrazo Lina. Clara.

  3. Lo terrible de la educacion sexista es que, la gran mayoria de las veces, madres y padres no se dan cuenta de lo que estan haciendo. Porque uno recibe el mandato cultural y adopta estas posturas que a uno le vinieron y que uno respiro, sin criticarlas, y esto es lo que termina manteniendo situaciones que son muy empobrecedoras para nenes y nenas.

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