Juega y prepara una snow kitchen o cocinita de nieve

El fin de semana pasado estuvimos en la montaña, en una zona preciosa y con muchísima naturaleza… Y también una zona muy fría en la que suele nevar.

Estábamos en un apartamento que tenía un jardín repleto de nieve y lo cierto es que dónde vivimos nieva tan poco que para los niños siempre es motivo de alegría verlo todo cubierto de ese manto blanco.

Lejos de verlo como un obstáculo… Se pusieron a jugar con la nieve y la cosa fue evolucionando de muchas maneras. Pero a lo que dedicaron más tiempo… Fue a cocinar con nieve y explorar las posibilidades “culinarias” de ese material.

Así que preparamos un pequeño espacio al estilo de una “mud kitchen” o cocinita de barro… Y adaptamos la idea para hacer una snow kitchen o cocinita de nieve.

Y la verdad es que fue una pasada porque con la nieve pudieron explorar otro elemento y sus posibilidades y fue una experiencia muy rica.

Os detallo qué y cómo lo preparamos… Y las ideas y descubrimientos que fueron surgiendo.

MATERIALES NECESARIOS O USADOS

Por supuesto, para jugar con nieve no hace falta nada. Pero es cierto que ofrecer esta propuesta les permite investigar mucho acerca del material y sus propiedades.

Coloqué un pequeño pallet en el suelo y saqué elementos de cocina del interior. Todo era improvisado en el mismo momento y eso fue lo mejor. Porque no se necesita nada en concreto para jugar y experimentar con los elementos de la naturaleza.

De un lado tenían unas pinzas, cucharas y una pala o espátula para servir pasteles. Con estos materiales podían coger la nieve, cocinarla, hacer mezclas o lo que consideren oportuno.

De otro lado, había contenedores distintos: vasos, boles y piedra pizarra a modo de plato o bandeja.

Por último, se me ocurrió sacar jarras de agua caliente para observar qué sucedía, cómo se derretía la nieve… ¡Más adelante os cuento qué sucedió!

Y ya está, todo absolutamente sencillo y fantástico.

OBSERVACIONES Y DESCUBRIMIENTOS

Inicialmente trataron de hacer formas con la nieve. Es decir, más que un laboratorio de cocina el espacio empezó siendo un taller de arte, tallando figuras con la nieve o moldeándolas como si fuera yeso.

En la siguiente imagen… Podéis ver un corazón grande y un par más en proceso. Eso sí, descubrimos que la nieve puede ser frágil… Y si intentamos moldearla mucho… ¡Puede romperse! Hay que compactarla bien primero… Y tener un poco de práctica 😉

Después empezaron a coger todo el rato nieve con la pinzas y la iban poniendo en distintos envases. Esto ya era novedad porque generalmente la tierra o el agua no la pueden coger de esa manera… Pero esta nieve estaba un poco helada, así que al cogerla con pinzas podían levantar un trocito del suelo y colocarlo en un envase.

Al poner nieve en el agua bien caliente… Esperábamos que se fundiera al momento. Pero no, no sucedió eso. Quedó el agua medio congelada… Sin terminar de fundirse. Podéis observar en la imagen cómo iba quedando el agua, con un cierto aspecto de granizado.

Al mayor le interesaba especialmente este fenómeno y trataba de fundir la nieve de distintas formas. Si tiro agua encima de un trocito de nieve helada… ¿se fundirá? ¿Y si la pongo dentro el vaso y agito la mezcla vigorosamente?

Me decía “mama, trae más agua, más caliente!”.

Lo cierto es que fuera hacía frío… Y si ponías bastante nieve… La temperatura del agua bajaba tanto que quedaba en tal estado de semi-congelación.

Por último, Silvestre sí se dedicó a hacer un poco de cocinitas con la nieve…  Ponía nieve en un bol, un poco de agua, venga a mezclar…

Luego se inspiró y empezó a poner hierbas también, que iban apareciendo en el suelo, bajo la nieve que iban usando.

También preparó una infusión…. Y unas galletitas de nieve.

Finalmente, el desayuno estaba preparado. La mejor parte… es que era para mí, jajaja!!!

Así que me lo sirvió en bandeja… Feliz del trabajo hecho.

Es la primera vez que jugaron con una snow kitchen como tal. Como os decía… Dónde vivimos nieva muy poco y cuando lo hace es también en una cantidad muy simbólica. Así que fue muy rico preparar un espacio así para que tuvieran lugar otro tipo de juegos, creaciones e investigaciones.

Os animo a probarlo si en vuestros hogares nieva de vez en cuando… o a coger el coche, hacer una visita a la nieve y ¡experimentar con ella!

Un abrazo,

Clara

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